El tema de la obesidad
infantil es un tema preocupante para los padres y para todos quienes rodean a
los niños. Las altas cifras que dan
cuenta de sobrepeso en los más pequeños son una realidad alarmante en gran
parte de los países desarrollados.
Pero no sólo los adultos y niños
están propensos cada vez más a la obesidad, también lo están los bebes.
La obesidad en los bebés es
otra tendencia que también ha alcanzado cifras preocupantes. Por fortuna, esta puede evitarse desde los
primeros meses de vida e incluso las madres pueden controlarla desde el proceso
de gestación del bebé.
La sociedad actual es
propensa a establecer una serie de tópicos que muchas veces distan mucho de la
realidad. Prueba de ello es que se
relaciona un “bebe gordito” con un “bebé sano” o también se tienda a pensar
que cuando éste crezca dicha gordura desaparecerá.
Estudios clínicos han
demostrados que la obesidad infantil aparece mucho antes de los dos años. Cuando un niño supera el percentil 95 o 97 de
peso para su edad puede considerarse potencialmente obeso.
Es bueno también no perder de
vista que la obesidad es hereditaria, vale decir, si ambos padres son obesos,
las probabilidades de que su hijo también lo sea aumentan considerablemente.
Otro factor a considerar
también es la alimentación o más bien los hábitos alimenticios que la madre
adquirió durante el embarazo. Si la madre manifestó malas prácticas
alimenticias éstas también influirán en el resultado final de obesidad del
niño.
En esta misma línea la
lactancia artificial es otro factor de riesgo de obesidad, lo que ha conllevado
a que se generen grandes campañas que promueven la lactancia materna por sobre
cualquier otro mecanismo de nutrición artificial.
Es en este sentido cuando
surgen importantes consejos que contribuyen prevenir la obesidad en los bebes.
Cuando el niño empiece a comer, será necesario que este ingiera una
dieta sana y balanceada que incluya frutas, verduras, legumbres, pescados y lácteos
principalmente.
Será además fundamental
conocer los hábitos alimentarios de los padres. Si son inadecuados, la
intervención sobre la familia es el único medio para mejorar la dieta del bebé.
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